domingo, 24 de noviembre de 2019

Escenificación de la fotografía



Escenificación de la fotografía
El pasado dia 22 de noviembre en la revista digital Xatakafoto, Fernando Sánchez escribía una columna sobre la falsedad en la fotografía. Aún estando de acuerdo con él en lo básico, es un tema tan viejo como la propia fotografía, hay aspectos que hacen que este tema sea fuente inagotable de opiniones.
La escenificación de una fotografía no siempre lleva a engaño al verla, pensemos en los retratos por ejemplo. Un buen retrato o una fotografía de social, llevan implícito casi siempre una cuidada iluminación, un montaje con fondos o decorados y una instalación que convierten la fotografía en una escenificación según convenga al autor.
En la actualidad con la difusión de imágenes en las redes sociales, el ego de muchos de nosotros se dispara para conseguir la mayor visibilidad posible por el solo hecho de que “nos conozcan”. Esto ha propiciado que agencias de viajes fotográficos hayan proliferado y aumentado sus clientes y sus precios de una manera considerable. En estos viajes suele estar concertado con los habitantes locales el montaje de escenas típicas ante las cuales los clientes de la agencia se colocan para disparar incansablemente sus cámaras. Nada que reprochar, cada uno hace con su tiempo y su dinero lo que quiera siempre que no perjudique a otros.
Cuando esta escenografía se pasa al terreno profesional y se cobra por una imagen que no ha existido y se vende como verdadera es donde hay un problema, el de la honestidad.
Por otra parte, y a mi  personalmente como aficionado es lo que menos me gusta, son la cantidad de “profesionales del concurso” que utilizan imágenes de idílicos lugares, tierras y costumbres,  que aún siendo verdaderas, no reflejan ninguna realidad actual del medio en el que se toman, ya que son fotos preparadas para el disparo. Se presentan a todos los concursos habidos y por haber, y ante la incomprensible pasividad de ciertos jurados se cargan de premios y condecoraciones, que no solamente disfrutan ellos, sino que nos los colocan hasta la saciedad en las redes sociales.
La fotografía como disciplina artística que es, permite la cabida en ella de cualquier forma de modificación y manipulación de las imágenes para conseguir el fin que persigue el autor, que no es más que la representación desde su punto de vista de la realidad que ve o que quiere hacernos ver. Creo que el problema existe, solo cuando la manipulación persigue el engaño con la imagen para obtener beneficios económicos o sociales, despreciando la representación y el valor artístico que el medio se merece.
Tomás M. Bogónez

¡¡¡ IT'S A FAKE !!! Este es el enlace del artículo en el que explico el montaje de esta fotografía.


lunes, 4 de noviembre de 2019

El Mar Rojo






Llevo visitando este pueblo varios años, pero siempre limitando mi mirada hacia el rojo de este mar a orillas del río Escabas. Siempre buscando la fotografía que no pude hacer el año anterior, o tratanado de conseguir el efecto más espectacular de la combinación entre los rojos, magentas, azules del cielo, amarillos y verdes de los frondosos árboles de rivera que jalonan el curso del rio.
Aunque si puedo hago algo de gasto en la zona y consumo sus productos, me he preocupado más del continente que del contenido, más de si ya están rojos los mimbres, si las hojas de los árboles se han caído o permanecen, pero poco del porque de este cultivo y su trascendencia en la actualidad.
He buscado información al respecto y he encontrado un artículo que me parece muy interesante, y que hace que vea los campos de mimbre como algo mas que un escenario fotográfico.

Todas las fotografías de esta entrada se han tomado en noviembre de 2019
(Canon M5 Sigma 70-200)
























viernes, 5 de julio de 2019

Amor de madre




Algunos de los días más calurosos de final de junio, muchas crías de las pequeñas aves que merodean por mi jardín, al sentirse con suficientes fuerzas, se lanzan del nido bien voluntariamente o quizá ayudados por sus hermanos para hacer más hueco en el minúsculo nido.
Sea como fuere este pequeño verderón se encontró en medio de la carretera a merced de los vehículos que puedan pasar, que afortunadamente no son muchos.
El vuelo que hizo desde el nido hasta tocar el suelo puede que le hiciera pensar en que ya estaba volando solo, sin embargo una vez en la tierra pudo comprobar que no era capaz de levantarse aún esforzando la potencia de sus alas, que no son todavía suficientes.
Así lo encontré en la calle, frente a la puerta de mi casa. Lo recogí, se lo enseñé a mis nietos, y a esteos les conté la fragilidad del pobre animal, solo, sin capacidad de alimentarse y expuesto a los gatos que pasean a sus anchas por el patio de mi casa.
Observávamos el comportamiento del verderón, sus llamadas de ayuda hacia sus padres, y la respuesta que recibía, así que lo colocamos en una rama de un arbusto y esperamos.