Escenificación de la fotografía
El pasado dia 22 de noviembre en la revista digital Xatakafoto, Fernando Sánchez escribía una columna sobre la falsedad en la fotografía. Aún estando de acuerdo con él en lo básico, es un tema tan viejo como la propia fotografía, hay aspectos que hacen que este tema sea fuente inagotable de opiniones.
La escenificación de una fotografía no siempre lleva a engaño al verla, pensemos en los retratos por ejemplo. Un buen retrato o una fotografía de social, llevan implícito casi siempre una cuidada iluminación, un montaje con fondos o decorados y una instalación que convierten la fotografía en una escenificación según convenga al autor.
En la actualidad con la difusión de imágenes en las redes sociales, el ego de muchos de nosotros se dispara para conseguir la mayor visibilidad posible por el solo hecho de que “nos conozcan”. Esto ha propiciado que agencias de viajes fotográficos hayan proliferado y aumentado sus clientes y sus precios de una manera considerable. En estos viajes suele estar concertado con los habitantes locales el montaje de escenas típicas ante las cuales los clientes de la agencia se colocan para disparar incansablemente sus cámaras. Nada que reprochar, cada uno hace con su tiempo y su dinero lo que quiera siempre que no perjudique a otros.
Cuando esta escenografía se pasa al terreno profesional y se cobra por una imagen que no ha existido y se vende como verdadera es donde hay un problema, el de la honestidad.
Por otra parte, y a mi personalmente como aficionado es lo que menos me gusta, son la cantidad de “profesionales del concurso” que utilizan imágenes de idílicos lugares, tierras y costumbres, que aún siendo verdaderas, no reflejan ninguna realidad actual del medio en el que se toman, ya que son fotos preparadas para el disparo. Se presentan a todos los concursos habidos y por haber, y ante la incomprensible pasividad de ciertos jurados se cargan de premios y condecoraciones, que no solamente disfrutan ellos, sino que nos los colocan hasta la saciedad en las redes sociales.
La fotografía como disciplina artística que es, permite la cabida en ella de cualquier forma de modificación y manipulación de las imágenes para conseguir el fin que persigue el autor, que no es más que la representación desde su punto de vista de la realidad que ve o que quiere hacernos ver. Creo que el problema existe, solo cuando la manipulación persigue el engaño con la imagen para obtener beneficios económicos o sociales, despreciando la representación y el valor artístico que el medio se merece.
Tomás M. Bogónez